Hace ya un tiempo que el desarrollo motor de nuestro hijo, no nos preocupa. Corre, salta, sube y baja escaleras, salva obstáculos,… sin problemas. Tampoco nos preocupa ya su psicomotricidad fina. Es algo que hemos trabajado mucho, tanto en casa, como en atención temprana, como en la escuela infantil. Hoy os traigo al blog cómo lo hemos hecho nosotros, para que ahora ya no sea un problema.
En casa
Fundamentalmente, jugando. Tenemos varios juegos de mesa que fomentan el trabajo de la «pinza pequeña», esto es, el uso del dedo pulgar e índice. Uno de ellos es el que yo llamo «el de los pinchos«. Os dejo una foto.

Lo descubrimos durante la visita a una feria de artesanía. Mientras el mayor estaba en un taller de manualidades, el mediano se entretenía con este juego. Consiste en introducir unos pinchos en un tablero agujereado. Puedes hacer mosaicos por tu cuenta o seguir alguno de los modelos que trae el juego. Él, en cambio, no sigue las reglas del juego, lo hace a su manera, pero para nosotros lo importante es que se entretenga cogiendo los pinchos e insertándolos en la tabla. A él le da igual hacer mosaicos o hacer series, él se entretiene y nosotros vemos la parte positiva, el manejo de los pinchos con sus deditos.
Otro juego que le gusta mucho son los puzzles. El encaje de las fichas es otra manera de trabajar la psicomotricidad fina y valorar la coordinación ojo-mano. Evidentemente, no usamos puzzles con muchas piezas. Ni muy complicados. Los que nosotros tenemos son puzzles de cartón con fichas grandes, o de madera.
Sin embargo, como dato curioso, como al pequeño guerrero lo que le gustan son los trenes y para que éstos puedan circular necesitan vías, aprendió rápido a encajar las piezas para hacer un circuito por el que vayan sus trenes.
Todas las noches les leemos un cuento a los mayores. Y como del ejemplo aprenden, él a aprendido a pasar las hojas de los cuentos, pero no me refiero a los cuentos de cartón, que tienen páginas duras, sino a los cuentos con hojas más finas. Con él no siempre leemos el cuento, pero le vamos pidiendo que nos señale cosas: un pájaro, un coche, un niño,…
En la escuela infantil
Aunque en casa tenemos algunos libros de pegatinas, hasta ahora han sido casi exclusivos del mayor. Sin embargo, ya sabéis que en muchas escuelas infantiles trabajan por proyectos y hacen fichas. Tienen que ir variando y unos días pintan y otros días usan los famosos «gomets«, que son multiusos, lo mismo valen para marcar un objeto como para premiar. Pero el gomet hay que despegarlo de la hoja de pegatinas y ponerlo donde corresponda y eso es lo que le ayuda a trabajar la psicomotricidad fina.
Así que, gracias a un comentario que me hizo su profe, me fui al chino y compré un paquete de pegatinas, que últimamente veo repartidas por la casa.
Y vosotros, ¿Cómo trabajáis la psicomotricidad fina?