Somos afortunados, es un hecho. Desde que hace algo más de cuatro años me convertí en madre (y puede que desde ese primer embarazo), leo mucho sobre maternidad, crianza, niños, puericultura,… y sigo a otras mamás a través de las redes. Esta actividad se disparó con la llegada prematura del mediano. Busqué información hasta cansarme sobre bebés prematuros, buscaba experiencias similares de otras mamás con bebés prematuros y encontré poca cosa.
Poco a poco he ido descubriendo perfiles de otras mamás con bebés prematuros y leo sus vivencias y miro lo que tengo en casa y pienso «somos afortunados».
Somos afortunados, sí. La llegada del pequeño podía haber sido más traumática si hubiese hecho caso a la que hasta entonces era mi ginecóloga. Porque entonces no estaría hablando de un bebé prematuro, sino de duelo perinatal. Además, desde el primer minuto demostró ser un luchador y decidió que la incubadora iba a ser una estación de paso.
Su nacimiento y su paso por la incubadora fueron duros y difíciles, no os voy a engañar. Pero más allá de los pinchazos que se llevó para ponerle la vía (central y periférica), la prueba del talón, analíticas variadas y numerosas pruebas de glucemia, no tiene más cicatrices. No necesitó ningún tipo de cirugía. Somos afortunados.
Su desarrollo motor, del lenguaje y neurológico es normal, acorde a un niño de su edad. Pasa sus revisiones con nota, es fuerte y tiene buena salud. Eso sí, es un mocoso, los mocos le acompañan de noviembre a junio. Excepto una bronquiolitis muy leve y un broncoespasmo, que nos tuvo dos meses con aerosoles, no ha tenido más enfermedades. Es cierto que estuvo yendo a sesiones quincenales de atención temprana durante un año, pero fueron, sobre todo, para potenciar su psicomotricidad. Tampoco tiene secuelas debido a su prematuridad, o de momento no se han manifestado. Somos afortunados.
Sé que lo he repetido mucho a lo largo del texto, pero es una frase que me digo a diario, varias veces. Sobre todo, cuando leo historias de operaciones de corazón, problemas de visión (la retinopatía del prematuro es muy típica en los prematuros extremos), problemas digestivos, neurológicos o de psicomotricidad, doy gracias, me digo que somos afortunados y si le tengo cerca, le planto un beso.
Si cuando tienes un bebé sano, nacido a término, te preocupan mil cosas. Cuando tienes un bebé prematuro (extremo, en nuestro caso) te preocupan mil millones de cosas más, pasas las revisiones con temor a que puedan encontrarle algo, te pasas el día observándole a ver si progresa como debe o si, por el contrario, va más lento en su desarrollo o esperas ansioso sus primeras palabras o frases.
Con ello no quiero decir que si el niño hubiese tenido algún problema grave de salud, tampoco estaríamos llorando por las esquinas gritando «¡ay, pobrecitos nosotros!» Estaríamos luchando como jabatos porque es lo que tocaría.
Así que cuando las cosas vienen favorables, hay que ser agradecido y sentirse afortunado.

Sí, sois muy afortunados y haces bien en ser consciente de ello y valorarlo. Mi sobrino fue muy prematuro y por desgracia no está con nosotros y dejó un vacío inmenso. No hay día que no piense en él y eso que no era mi hijo. Mi hermano y mi cuñada lo sentirán mucho más porque además era un niño muy deseado. Enhorabuena y dale un beso a ese peque luchador! :*
Siento mucho lo de tu sobrino, seguro que también fue un luchador.