Gatear o andar, ese es el gran dilema en el desarrollo de cualquier bebé y si ya es un bebé premturo, se convierte en el tema estrella. Hace un mes retomamos las sesiones de atención temprana. Con esto de las vacaciones, hacía bastante tiempo que no íbamos por allí.
Desde nuestro destino vacacional, hablé con la estimuladora porque me llamó para comprobar nuestra disponibilidad durante el mes de agosto y concertar una cita. Le expuse mis dudas sobre cuánto tiempo quedaría hasta el alta del niño y me dio largas, con lo de que cada niño es un mundo y lleva su propio desarrollo.
En fin, volviendo al tema que nos trae hoy por aquí. Tras la sesión de 45 minutos que el pequeño aguantó fenomenal, la estimuladora y yo hemos estado hablando de la evolución del pequeño. Se ha quedado gratamente sorprendida de los avances del pequeño: el hecho de aguantar los 45 minutos de trabajo ya es un logro en sí mismo. Pero además, el deseo de andar del pequeño, quererse poner de pie, cómo se lanza hacia los objetos, y la maña que se busca para desplazarse a pesar de no gatear y de necesitar ayuda cuando quiere andar son signos de la buena evolución en su desarrollo motor y psicomotriz.
Hablando con la estimuladora me ha confesado que se ha dado cuenta del poco interés que tiene el pequeño en gatear, aunque ella reconoce que seguirá intentándolo, porque es bueno para su desarrollo motor.
Nuestro hijo mayor empezó a andar con 10 meses y nunca gateó. Si podía desplazarse andando por la habitación apoyado en las paredes o en los muebles, así lo hacía. Sólo utilizó el gateo cuando tenía que ir de un punto a otro y no tenía apoyo. Básicamente, porque no le quedaba otra. Ahora gatea para enseñarle a su hermano cómo se hace.
El gateo
Cierto es que cada niño tiene un desarrollo diferente, pero ¿es tan importante el gateo? ¿Es una etapa por la que hay que pasar o se la pueden «saltar»?

Los bebés suelen empezar a gatear sobre los 7 meses, cuando ya son capaces de quedarse sentaditos. Empiezan echando los brazos hacia adelante, y según se van encontrando más seguros, empiezan a conseguir apoyarse en cuatro puntos. Poco a poco, van cogiendo confianza y práctica y consiguen desplazarse.
Sin duda, el gateo ofrece beneficios al niño. Por ejemplo, a nivel motor, les fortalece los músculos de la espalda, les ayuda a conocer su propio cuerpo y a utilizar por igual brazos y piernas. Además, a nivel visual, les ayuda a coordinar la vista con sus manos.
Lo que hace el pequeño
Os diré que el pequeño no gatea, ni ganas ni interés (Ya lo he contado más veces). Tampoco es de esos bebés que avanzan con el culete o rastreando. No. El pequeño se ha buscado su propia manera de desplazarse. Desde la posición de sentado, parece que quiere ponerse a gatear, porque echa las manos hacia adelante y levanta el culete, pero se le quedan las piernas bajo el cuerpo y no es capaz de sacarlas, así que vuelve a sentarse, pero con la tontería ya ha avanzado un par de centímetros. Hace unos días, consiguió empezar a desplazarse, pero a su manera: Sentado, con una pierna atravesada delante del cuerpo y con la otra estirada hacia adelante. ¡Ya va hasta cogiendo velocidad!
Otras veces es más vaguete y se agarra a algún objeto para ayudarse en su desplazamiento. Si quiere girarse, lo hace como un helicóptero, en el que las piernas son las aspas y el culete hace de eje. Alguna vez, boca abajo, se ha impulsado con los brazos, pero hacia atrás… Igual más adelante nos sorprende y gatea y estos movimientos sólo son el inicio.
La estimuladora sí que consigue que gatee en cuatro apoyos, pero sujetándole una pierna para que no se la lleve hacia adelante, pero claro, aunque él sí gatea a la manera tradicional, con lo ansia que es se quiere desplazar muy deprisa y claro, enseguida se cansa. Además, sujetándole una pierna no es práctico, tienes que irle acompañándole en su desplazamiento.
Yo tenía esperanza de que al iniciar la guardería nos dijese que el niño ya no necesitaba más sesiones de atención temprana, pero la mujer se ha tomado como un reto personal conseguir que el pequeño gatee en cuatro apoyos. Ya veremos quien es más tozudo.
No todos los niños gatean, y eso no les hace ni más listos ni más tontos. Sin embargo, hay una creencia popular (desconozco si con base científica alguna) que dice que el niño que anda antes se retrasa en el lenguaje y el que tarda más en andar, habla antes.
Vuestros peques ¿Cuándo empezaron a gatear? ¿Gatearon antes que anduvieron?