Últimamente, hemos estado escuchando muchas noticias sobre el aceite de palma presente en los alimentos (pan de molde, galletas, cacao, alimentos infantiles…) en fin, que seguro que si nos ponemos a leer las etiquetas de los alimentos que tenemos en casa, estoy convencida que nos sorprendería la cantidad de cosas que llevan este ingrediente y no lo sabíamos.
De hecho, yo me he ido a la despensa a ver qué productos de los que tenemos en casa llevan aceite de palma (en cualquiera de sus denominaciones): la leche infantil del pequeño, las barritas de cereales, los cubitos de caldo, la bollería industrial, las sopas de sobre, los cereales del desayuno… excepto la leche de fórmula y los cereales del desayuno que se consumen a diario, debo decir que todo lo demás lo consumimos muy esporádicamente. De hecho, leyendo las etiquetas de algunos productos, he visto algunos ingredientes que en fin… mejor no saber.
Desde 2014, la Unión Europea obliga a los fabricantes de productos alimenticios a señalar en la etiqueta que el aceite de palma es uno de los ingredientes. Ya no vale poner aceites vegetales. Yo, lectora empedernida, me he tirado cerca de 10 minutos (para desesperación de mi marido) leyendo las etiquetas de TODAS las leches infantiles que hay en el súper. Y ¿qué me he encontrado? que todas, absolutamente todas, llevan aceite de palma. Pero, y entonces, ¿qué le doy a mi bebé? Aún es pequeño para que tome leche de vaca y hace ya meses que no le doy el pecho.
¿Qué es?
El aceite de palma no es sano, perjudica al medio ambiente porque su cultivo es muy agresivo y puede ser cancerígeno si en su procesamiento se superan los 200 ºC… entonces, ¿por qué se usa? Fundamentalmente, porque es barato y tarda en oxidarse más que otros aceites. Además, hace que las cremas de cacao, por ejemplo, sean más untuosas y no una mera salsa.
Entonces, volviendo a qué leche le doy a mi bebé, he leído mucho en internet y he encontrado varias respuestas que me han tranquilizado al respecto y mucho, debo añadir. Y ¿por qué me he quedado más tranquila? Porque resulta que la leche materna también contiene aceite de palma.
Con el aceite de palma ocurre parecido como con el colesterol (salvando las distancias, claro). Digamos que hay un aceite de palma «bueno» y otro «malo». La diferencia está en su origen. La leche materna tiene un determinado porcentaje de ácido palmítico (beta), que es bueno para nuestros bebés. Sin embargo, el ácido palmítico (alfa) que proviene de origen vegetal no es tan sano para nuestro organismo.
El ácido palmítico favorece la digestión de los bebés y evita que se extriñan, por eso se sustituye el de origen animal (vaca) por el de otro origen, el aceite de palma.
Los fabricantes de leche infantil siempre buscan la mayor calidad de sus productos. Por eso, aunque en el etiquetado leamos «aceite de palma», tiene que quedarnos claros que es del «bueno». Por supuesto, el porcentaje de ácido palmítico en la leche de fórmula no es el mismo que el que hay en la leche materna, pero se le aproxima.
Para acabar…
Mis hijos han tomado leche materna y leche artificial, así que no voy a demonizar ni a defender ninguna de las dos opciones. Cada uno sabe muy bien qué es lo mejor para su bebé. Incluso hubo algún tiempo en el que compatibilizábamos ambas lactancias. Y yo ni miraba la composición de la fórmula en las latas de leche infantil.

Con toda la información que hay en internet hoy en día, es fácil contrastar datos y quedarnos con lo que de verdad importa.