Los 18 meses marcan un hito en la vida de cualquier bebé, pero si además es un bebé prematuro, le tocan revisiones varias y las vacunas correspondientes. Hemos tenido un mes de diciembre muy completo entre unas cosas y otras. Hemos visto al oftalmólogo, a la neuropediatra, a la neonatóloga, a la pediatra del centro de salud y a la enfermera. Vayamos por partes.
Visita al oftalmólogo
Durante la estancia del pequeño en neonatos, le dilataron el fondo del ojo en dos ocasiones, para comprobar el grado de madurez y ver si tenía alguna retinopatía. La primera vez, la retina aún no estaba formada del todo, por eso le repitieron la prueba. La segunda vez el resultado de la prueba fue bueno. Lo cual siempre son buenas noticias.
En la anterior visita a neonatos, además de la revisión habitual, la neonatóloga nos dijo que el pequeño tendría que ir al oftalmólogo, por control. Es habitual que a los bebés prematuros les revisen la vista entre los 18 meses y los 2 años, para detectar posibles patologías.
Así que cuando el pequeño estaba a punto de cumplir los 18 meses, fuimos al oftalmólogo. Nos hicieron las típicas preguntas para hacer la ficha (antecedentes, reacciones, movimientos, revisiones previas…) y le hicieron una pequeña prueba. Aquí hago un paréntesis. El pequeño les tiene «manía» a los médicos, es ver una bata blanca y empezar a llorar y a no parar, así que podéis imaginar que su colaboración fue escasa. El médico, que no debía de ser la primera vez que se enfrentaba a un paciente en ese estado, le puso un video de Pocoyó, con lo que consiguió que se relajase un poco. Sigo con el relato de la consulta. La prueba que le hizo era taparle un ojo y luego el otro consecutivamente, sin llegar a tocarle, para comprobar que no había desviaciones en la mirada.
Como conclusión de la visita, es que el niño ve bien. Sin embargo, para mi sorpresa (y casi mi tranquilidad) no le hizo la dilatación del fondo del ojo. Me dijo que para eso era aún pequeño y que esa prueba es recomendable hacérsela en un año, que además ya será más colaborador.
Con lo cual, al oftalmólogo no tenemos que volver hasta dentro de un año o que notemos que el niño haga cosas raras con los ojos.
Neuropediatra
Que te manden al neurólogo siempre impresiona, pero llevar a tu bebé casi impresiona más. La visita a la neuropediatra forma parte del protocolo de seguimiento a los bebés prematuros que hacen en el hospital donde nació el pequeño. Son más bien revisiones. Comprueban que el desarrollo del pequeño es más o menos acorde a su edad corregida. Nos preguntaron por su movilidad, si hablaba o balbuceaba, si agarraba objetos, si dormía bien,…
Hay que tener en cuenta que mientras el bebé está en el vientre de la madre, el cerebro se desarrolla y va madurando como los demás órganos vitales. Pero cuando se produce un nacimiento prematuro, el cerebro como cualquier otro órgano puede sufrir algún daño. Y por eso hay que vigilarlo.
A esto quiero añadir que el pequeño sufrió un CIR (Crecimiento intrauterino retardardado), que produjo su nacimiento prematuro. Al ser un CIR, el pequeño nació muy bajo de peso y además, entró por decirlo de alguna manera en modo «ahorro energía» y el poco alimento que recibía de la placenta iba al corazón y al cerebro. Por eso, también le hacen algún control extra.
Durante esta visita, tampoco se mostró mucho más colaborador que con el oftalmólogo. De hecho, la doctora se quitó la bata blanca para que se tranquilizase, pero ni con esas. Como yo le había dicho que el pequeño ya se había soltado a andar, quiso verlo, pero al ponerle en el suelo, el pequeño solo se agarraba a mis piernas para que le cogiese en brazos, así que se me ocurrió, cuando ya nos íbamos, que en vez de meterle en su sillita, hacerle salir andando de la consulta, así la doctora pudo constatar que efectivamente el pequeño caminaba sin problemas.
Neonatos
A las revisiones en neonatos vamos cada dos o tres meses. Es como una consulta de pediatría pero más exhaustiva, porque además de medirle y tallarle, comprueban el tono de los músculos, si hay asimetrías o si está espástico (si hay algún trastorno motor del sistema nervioso). También nos preguntaron por su desarrollo psicomotriz, qué tal le va en la guarde,…

Lo único que llamó la atención es que el pequeño había cogido poco peso, a pesar de lo que come. Vamos, que lo que come le luce poco. Así que en lugar de espaciar la siguiente visita, iremos en un par de meses, para control de peso.
Enfermera y pediatra de la Seguridad Social
Con los 18 meses, tocan vacunas y revisión. Como habíamos estado hacía una semana en neonatos, el peso y la talla no habían variado mucho. Así que pasamos a las vacunas. Le pincharon dos veces: la pentavalente que era la que le correspondía por el calendario vacunal y la segunda dosis de la vacuna de la gripe.
Al ser prematuro, nos tenemos que vacunar todos de la gripe, el niño y los convivientes. Como es la primera vez que le vacunamos de la gripe, se hace en dos dosis, separadas por un mes. Como al pequeño las batas blancas no le gustan nada de nada, el momento «pinchazo» de las vacunas no lo llevó mucho mejor.
De allí, ya nos fuimos con la con la cita para la revisión dentro de 6 meses.
Como anécdota os cuento, que le pedí a la pediatra la receta para el ibuprofeno. Lo hizo a través de la receta electrónica y nos fuimos tan contentos. Cual ha sido nuestra sorpresa que cuando hemos ido a la farmacia a por el ibuprofeno, resulta que nos lo ha recetado en un formato que ya está descatalogado. Menos mal que mis hijos últimamente están sanotes y no están necesitando ni ibuprofeno ni paracetamol.
¿Qué tal llevan vuestros peques las revisiones con el pediatra?